diumenge, 16 de novembre del 2008

SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN: EXPLOTACIÓN Y ALIENACIÓN - por Pablo García

Mucho se habla del sector de la construcción en los últimos años cada vez que surge la discusión acerca de las condiciones laborales en el estado español, no en vano este sector es el que mayor accidentabilidad registra y un mayor retroceso en lo que a conquistas sociales se refiere. Estas circunstancias son prácticamente idénticas tanto en lo que a obra civil se refiere, como en el propio de la construcción, reforma o demolición de edificios.

En primer lugar hay que tener en cuenta que el sector vive un momento de expansión económica, aunque recientemente el fantasma de la recesión se vaya dejando ver sobre todo en la edificación, con lo que la necesidad de obreros especializados mantiene los sueldos en niveles más que aceptables en comparación con la media de otros trabajos; el mercado está lleno de pequeñas empresas que bien sea directamente o mediante la subcontratación buscan abrirse paso dentro de la lucha por el mercado.

Pero esta expansión económica, hecha a base del saqueo de las familias obreras, la expoliación de los recursos públicos, no oculta la sobreexplotación a la que se somete a los obreros de este sector: una y otra vez, salen a la luz (generalmente tras algún accidente mortal) las condiciones laborales existentes para estos trabajos, algunas de ellas dignas de los primeros años de la revolución industrial.

    • Pagos de nóminas en conceptos de incentivos, dietas, pagas extras y vacaciones prorrateadas.
    • Jornadas de trabajo de 12h.
    • Trabajo a turnos sin los descansos pertinentes.
    • Subcontratación encadenada.
    • Desentendimiento de los convenios colectivos.
    • Acoso laboral para obligar a la renuncia al puesto de trabajo.

En el UNIDAD Y LUCHA de septiembre de 2007 el camarada Leopoldo del Prado se preguntaba cuales eran las razones para que los obreros y obreras de un sector como el de la construcción que tan combativo fue a los largo de los años 70 y que tantos derechos conquistó en su momento se vea abocado ahora a la contemplación de cómo esas conquistas son sistemáticamente eliminadas por parte de la burguesía y el sistema superestructural en el que ésta se apoya. No es una pregunta sencilla en unos tiempos en los que la lucha de clases está, en el mejor de los casos, en fase de resistencia en el estado español, y por lo tanto la clase obrera del sector de la construcción, que no es ajena a esta situación no es más ni menos culpable que otros sectores de dicha clase obrera. Sin embargo, si es cierto que este sector productivo tiene ciertas peculiaridades que lo diferencian del resto y que pueden explicar que la presión que ejerce la burguesía no encuentre respuesta organizada de lucha.

En primer lugar está el desarraigo local de los trabajadores, y no solo afecta a aquellos trabajadores foráneos, legales o no, sino a una mayoría de trabajadores de todo el estado que se ven desplazados en diferentes momentos de su vida laboral lejos de sus hogares. Esto no sólo implica el encontrarse largas temporadas fuera de su entorno social conocido y de confianza, sino que además la falta de relaciones sociales fuera de las generadas en el ámbito del trabajo son más escasas, lo que implica que el trabajador siempre estará receptivo a aceptar largas jornadas laborales por un pequeño aumento del salario, ya que es en ese tiempo de trabajo donde encuentra gente con la que relacionarse socialmente, y además eso le permite optimizar su estancia fuera de su localidad ganando más y gastando menos. Esta es una situación que se lleva repitiendo sistemáticamente entre los trabajadores inmigrantes de carácter económico a lo largo de los años, y es hoy un esquema que se repite casi idénticamente para los trabajadores nativos desplazados dentro de su propio país.

Éste primer punto implica también una movilidad continua, tanto geográfica como muchas veces de empresa a empresa, del trabajador. No es necesario decir pues que se produce una escasa vinculación entre los compañeros de trabajo, que hoy son unos y mañana otros diferentes, con lo que el establecimiento de una relación o siquiera la confianza entre ellos va a ser mucho más difícil que en el caso de otras actividades productivas en las que se comparte el tajo durante gran parte de la vida laboral. Así pues, las posibilidades de generar un ámbito de pensamiento colectivo para afrontar una lucha económica se reducen, ya que no existe una relación ni de confianza entre los trabajadores y trabajadoras ni de seguridad de que el día de mañana se compartirán esas conquistas en su ámbito laboral.

Un elemento fundamenta también es la marginación por parte de empresarios y trabajadores del los convenios colectivos: este otrora elemento de fuerza por su carácter conjunto para cada sector laboral. Desde la imposición de los convenios colectivos la burguesía los considera acertadamente una de la mejores armas de los obreros contra su poder, y por tanto llevan años intentando desnaturalizarlos, vaciarlos de contenido y colocar al mayor número posible de obreros fuera del mismo; para ello y durante varios años, el salario base del convenio, es decir, lo que por ley el empresario debe pagarles como mínimo a los obreros lleva años y años quedando estancado, al punto de que en sector de la construcción ronda los 900€, por el contrario otros conceptos de la nómina negociados en el contrato si suben como para mantener en el sector un buen nivel salarial (siempre en comparación con otros sectores de la clase obrera). El problema es que esos otros conceptos son negociados de manera individual entre el empresario y cada trabajador, con lo que éste último pierde la fuerza de presión colectiva que le daba el convenio, ya que cada trabajador así no tiene una relación de salario/puesto de trabajo sino de salario-necesidad empresario. Es la mejor manera encontrada en este campo por el empresario, ya que individualiza la lucha económica del trabajador y reduce su fuerza enormemente, frente a lo que representaba que el convenio colectivo que agrupara el mayor concepto del salario y que por lo tanto unía a los trabajadores en la lucha por su aumento.

No se debe despreciar tampoco en este análisis uno de los trabajos más continuos de la superestructura educativa y mediática sobre el pueblo: la propaganda racista y xenófoba. La realidad laboral en el sector es de manera incontestable de carácter multiétnico, multicultural y multinacional; y años y años de propaganda para la desconfianza en el extranjero, así como el constante enfrentamiento que se genera desde el sistema para enfrentar a los trabajadores de las diferentes nacionalidades existentes en el estado español, y con otras naciones del mundo, van haciendo mella, haciendo que dentro del trabajo se formen divisiones entre la clase obrera por cuestiones que si bien no son ajenas a la lucha de clases, si que son usadas por la burguesía en su propio beneficio.

Otro factor es la división laboral existente en el sector, a pesar de existir proyectos en los que trabajan miles de obreros, es difícil encontrar en los mismos poco más de unas decenas pertenecientes a la misma empresa. Los diferentes modelos de subcontratación, el trabajo en UTE (Unión Temporal de Empresas) que permite contratos por obra, el uso de empresas de un mismo grupo empresarial en la misma obra pero con diferentes derechos y diferentes estructuras es un factor que divide tremendamente al proletariado, ya que no existe una identificación colectiva contra un mismo enemigo, cada grupo de obreros tiene su propio enemigo en sus diferentes empresarios o estructuras empresariales, y aunque el propietario, o grupo de propietarios en lo alto de la pirámide empresarial sean los mismos es imposible para los trabajadores identificarlos así, y por lo tanto cualquier lucha económica se daría contra la empresa concreta para la que trabajan, ya que sus condiciones son diferentes a las de sus compañeros de trabajo de obra que están en otra empresa, aunque estén desarrollando la misma labor.

Por último habría que destacar la connivencia de los aparatos sindicales del estado para con las situaciones aquí reseñadas y otras muchas de menor calibre. Abusos en las jornadas, en el excesivo número de horas extras, en falta de medidas de seguridad… cuestiones que también afectan a la mayoría de los sectores, pero que por las razones que antes se fueron apuntando hacen que la actividad sindical tenga cada vez un menor prestigio entre los trabajadores.

Si bien, después de todo lo escrito arriba, el panorama parece bastante oscuro para los trabajadores, como comunistas que así analizamos la realidad, tal como es, también debemos de prepararnos para cambiar esa realidad en la medida de nuestras posibilidades, y preparar unas condiciones subjetivas que ante un cambio de las objetivas nos permita avanzar en el proceso de toma de conciencia de la clase obrera. Hoy por hoy, en el sector de la construcción, parece que solo una crisis económica que motive la necesidad de desatar luchas de carácter económico y de resistencia por parte de los obreros; dicha crisis, debería de encontrarse con un contexto sindical que haya renunciado a la contención y al vergonzoso proceso de paz social que en la actualidad existe, y para ello los comunistas debemos trabajar bien generando un sindicalismo de clase alternativo a las dos principales centrales, bien trabajando dentro del sindicalismo oficial para subvertir su actual estrategia de conciliación de clases, bien generando otras alternativas desde la base en el momento en el que el nivel de conciencia aumente entre la clase obrera. En realidad nada que no esté aprobado en nuestro 8º Congreso, aunque si se deberían analizar, a la luz de las coyunturas específicas de este sector laboral que antes se señalaban, la necesidad de encontrar otras maneras de organizar el Movimiento Obrero en las empresas de la construcción: quizás un método podría ser introducir en este ámbito de trabajo a cuadros del Partido con la misión específica de agitar y organizar; en realidad nada que no esté ya inventado y que organizadamente ya hacían los bolcheviques del Partido que organizó Lenin en los primeros años del siglo XX. Así que sigamos los pasos de lo ya experimentado y aprendido y construyamos la Revolución.